Por Casimiro Medina
El año pasado, mientras leía una de las obras del historiador español Esteban Mira Caballos, escribí sobre el putero.
Hoy comparto un poco más de sustento, a propósito del trabajo del eminente Roberto Cassá en su obra Los taínos de la Española, donde cita a Fernando de Oviedo y a otros cronistas.
El historiador Esteban Mira Caballos nos refiere que la temprana colonización de La Española, actualmente dividida entre la República Dominicana y Haití, provocó la fundación de la primera ciudad, el primer hospital, la primera catedral y la primera universidad del Nuevo Mundo. Sin embargo, también fue allí donde se estableció el primer prostíbulo, fundado por Teresa de Baeza en La Isabela, en 1495.
Lamentablemente, el oficio más antiguo del mundo hizo su aparición tan solo tres años después del Descubrimiento de América. No obstante, no tuvo éxito, ya que Teresa de Baeza enfrentó una competencia desleal: para los españoles era más fácil y económico recurrir a las indígenas.
Sobre esto último, el propio cronista Gonzalo Fernández de Oviedo decía que las mujeres taínas de la isla Española eran “las mayores bellacas y más deshonestas y libidinosas mujeres que se han visto en estas Indias o partes.” Esta apreciación, además de reflejar el sesgo y prejuicio de la época, deja ver cómo la mirada del colonizador influyó en la forma en que se interpretaron las relaciones sexuales entre los pueblos originarios y los europeos.
De igual forma, Cassá señala, a modo de hipótesis: “Es posible también que, normalmente, los caciques prostituyeran a algunas de sus mujeres para ofrecerlas a visitantes, o cederlas a otros caciques en señal de gran amistad” (p. 145).
Como siempre digo, el pasado es el que es; quien busque historias más idealizadas, debería recurrir a la literatura.
Aunque les señalo que, en la actualidad, existen diferentes formas de prostitución social… ya saben sus inicios en nuestra isla.
#CasimiroMedina @destacar
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